Donde las verduras y las
hortalizas escasean, los germinados, el más antiguo alimento "vivo" nos
permite enriquecer las ensaladas y otros alimentos.
Los germinados son un manantial
de clorofila, enzimas y vitaminas, muy indicado en cualquier tipo de
alimentación.
También son un alimento
predigerido y, por tanto, adecuado para estómagos delicados.
La germinación es el conjunto de
fenómenos o cambios que se producen en una semilla para que el embrión pase de
la vida latente a la vida activa, o sea para que brote o nazca y comience a
crecer la nueva planta.
Casi cualquier semilla, grano o
legumbre pueden germinarse, aún semillas que comúnmente no forman parte de
nuestra alimentación como la de rábano, alfalfa, nabo, col, etc. El sabor de
los germinados es variable, así el de alfalfa es muy agradable y en cambio el
de rábano es picante.
¿Qué pasa durante la germinación?
Cuando las semillas se germinan
su contenido nutricional cambia, se mejora y aumenta. En cuanto la semilla
entra en contacto con el agua ,
el oxígeno y el calor necesarios, empieza a desarrollarse y tienen lugar entre otros los
fenómenos siguientes:
1. Mediante la absorción de agua
la semilla duplica su volumen y revienta la cáscara protectora.
2. Las enzimas se activan y
provocan una serie de transformaciones, por ejemplo, las sustancias de reserva
son predigeridas y se transforman en ácidos, algunos de los cuales son
imprescindibles para el ser humano. El contenido proteico de la semilla queda
presente en el germinado, pero de una forma más fácilmente asimilable.
Se sintetizan abundantes
vitaminas y fermentos. Otras vitaminas como la Vitamina C se multiplican.
Las sales minerales (calcio, fósforo,
hierro, potasio y magnesio) también se multiplican.
Las grasas se transforman en
ácidos grasos y el almidón en maltosa y dextrina, azúcares más simples que
exigen menos esfuerzo al aparato digestivo. Así pues, se reduce la naturaleza
feculosa de la semilla.
Como obtener los germinados en casa?
Ingredientes:
1 frasco de vidrio de un litro con boca ancha.
3 cucharadas de semilla bien lavada (lenteja, soya, trigo,
amaranto, alfalfa, garbanzo, etc.)
1/2 litro de agua.
Tela de red, y soga.
Procedimiento:
Las semillas se lavan y se
colocan en el frasco con agua (tres veces su volumen). La boca del frasco puede
cubrirse con una tela delgada para que no entren los insectos.
El frasco se deja en un lugar oscuro
y cálido: de 10 a
12 horas para la alfalfa, de 12
a 15 horas para las lentejas y soya.
Luego se escurre el agua (la tela evitará que
salgan las semillas) y se enjuagan bien con agua tibia.
Se acomodan los granos a lo largo
de la pared del frasco y se vuelven a colocar en un lugar oscuro y cálido,
enjuagándolos dos o tres veces los primeros días y luego una vez al día.
Nota importante: unas 48 horas
después de haber iniciado el remojo, las semillas ya están muy reblandecidas,
por lo que su cocimiento se hará en mucho menor tiempo (y podrían ser no más de
10 minutos de hervor) y con un ahorro considerable de combustible.
Cuando los brotes tienen de 2 a 3 centímetros de
largo se exponen a la luz solar indirecta por espacio de unas 2 horas para que
las hojitas se pongan de color verde, es decir, para que se les forme la
clorofila, con esto se favorece el aumento de Vitamina C y toman un sabor más
agradable.
Si se desea separar las capas
exteriores de las semillas, o sea las cáscaras, antes de comer los brotes,
éstos se colocan en una cubeta con agua y entonces las cáscaras flotan y se
recogen en la superficie, mientras que los brotes se van al fondo.
Ahora los germinados están
listos!
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Namaskar Shanti ૐ
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