La historia de Shakti y Shiva
es una historia de amor. Es la historia de la búsqueda del ser amado dentro de
nuestro propio ser. El reencuentro con nuestra totalidad a partir de la unión
de los opuestos.
En la tradición hindú, Shakti representa el
principio femenino, que está situado en la base de la columna vertebral, en el
primer chakra; y Shiva, el principio masculino, situado en la parte alta de la
columna vertebral, aproximadamente en el séptimo chakra. Shiva y Shakti
representan las extremidades del eje vertical del ser humano, el Mago y la
Emperatriz del Tarot, la intuición y la sensación que, un
idas, provocan la
iluminación.
La historia cuenta el
despertar de Shakti Kundalini, nuestra experiencia material, su ascensión y
viaje por los chakras, vivenciándolos y dinamizándolos hasta, por fin,
encontrarse y unirse a su amado Señor Shiva, nuestra consciencia espiritual.
Según cuenta la tradición, en
la base de la columna vertebral, existe una energía dormida. Esa energía está
representada bajo la forma de una serpiente enrollada en el hueso sacro. En su
sueño, vivimos en un estado de adormecimiento, de ilusión, llamado Maya. En él
quedamos prisioneros de los ciclos kármicos de causa y efecto, ya que, como
apenas personajes, estamos totalmente inconscientes de nosotros mismos, como
actores de nuestro verdadero papel en la vida. En este estado buscamos solo
aquello que el mundo material nos ofrece. Nuestra felicidad está
inevitablemente dependiendo de él. Corazón, mente, alma y espíritu están
esclavizados por las sensaciones materiales de placer y dolor y las conductas
morales basadas en los conceptos del bien y del mal. La seguridad y la
estabilidad valen más que la espontaneidad y la libertad. Vivimos prisioneros
del pasado, inseguros ante el futuro, perplejos ante el presente y, sobre todo,
llenos de miedo ante la sombra de la muerte, que nos persigue, paso a paso,
como si fuese el fin de todo.
A veces, de manera espontánea
o incluso a través de un accidente, esa energía se despierta en seres más
evolucionados. No obstante, existen diversas técnicas para su activación que
van desde posturas y ejercicios respiratorios o el uso de cristales, hasta
prácticas de magia sexual, reteniendo el orgasmo y transformándolo en
combustible energético para la iluminación espiritual.
Cuando despertamos nuestra
serpiente, despertamos la propia energía femenina del espíritu, física, sexual,
que es la base de toda la creación en el mundo material e, incluso, de la
propia experiencia espiritual. Ese despertar, como en los cuentos de hadas,
transforma esa terrible serpiente en una bella diosa, Shakti Kundalini, que
asciende por la médula espinal, despertando y desposando a las divinidades que
existen en cada chakra. Esos dioses activos significan el buen funcionamiento
de los chakras, desbloqueados y armonizados por la propia energía Kundalini.
Por fin, al llegar al sexto
chakra, a la altura de la frente, entre las cejas, Shakti encuentra dormido a
su eterno amado, el Señor Shiva, nuestra consciencia espiritual. Entonces
empieza a danzar para él, y el amor que emana de su danza lo despierta. Él se
une a ella en esa danza y los dos, danzando y amándose, se funden en un solo
ser, el andrógino, mitad masculino, mitad femenino, realizando así la Boda
Mística, donde los opuestos se unen para volver nuevamente a la unidad, o sea,
divinidad y humanidad, Cuerpo y Espíritu danzando unidos en un solo Ser.
Y para terminar la historia,
este ser Shiva-Shakti, se transforma en pura luz y, como una espiral de
energía, atraviesa el Portal de Brahma, el séptimo chakra en la coronilla, y
desaparece en el Infinito, volviendo a la Luz Original.
El gran fundamento de este
cuento afirma que solo a través de la experiencia llegaremos a nuestra esencia.
Solo a través de Shakti llegaremos realmente a Shiva. La energía vital, que
corre por el interior de la médula espinal, es el detonante fundamental tanto
para desbloquear como para equilibrar todos los chakras horizontales, así como
también para encender la llama de la corona espiritual.
Podemos ver entonces, que se
trata de un proceso: el despertar de la Kundalini y su viaje a través de los
chakras, uno por uno, hasta llegar a su destino. No se pueden saltar etapas ni
chakras. Se ha de experimentar cada peldaño de esa escalera de consciencia que
es la columna vertebral. Comenzamos por la base, con el despertar de la energía
vital, tomando consciencia del cuerpo y de sus sensaciones. A continuación
abrirá el camino para el equilibrio entre lo emocional y lo racional. A partir
de ahí abrirá las puertas del corazón y de la consciencia hasta unirse, al fin,
a su esencia.
No importa si la persona tiene
X o Y chakras abiertos. Y otros tantos cerrados. Lo que importa es la corriente
de energía vital uniendo todos los chakras por dentro de la columna vertebral.
Entonces estarán armónicamente abiertos y equilibrados entre sí.
Muchas personas presentan un
sexto chakra abierto, casi al fin del viaje. Sin embargo, no sirve de nada si
tuviera, por ejemplo el primer chakra bloqueado. Toda su creatividad se va por
el desagüe de la fuente de la realidad. No existe capacidad para manifestarla
de modo práctico y concreto en la vida.
Otras pueden tener un cuarto
chakra bien abierto, el amor en sus manos. Sin embargo, hasta el amor esclaviza
si tuvieran, por ejemplo, un tercer chakra bloqueado. La voluntad personal
queda sumergida ante las llamadas del sentimiento, y la persona no consigue
decir No a nadie, sino a sí misma.
Mariela "Shanti"
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